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Voces Clave | Juan Pablo Bohoslavsky: la libertad, la desigualdad y el poder de narrar otra economía

Las normas económicas determinan de quiénes se garantizan los derechos y quiénes viven limitados por la deuda y la desigualdad. En esta edición de Key Voices, nuestra serie que destaca a aliados que impulsan la justicia económica y los derechos humanos, el jurista argentino Juan Pablo Bohoslavsky reflexiona sobre cómo la libertad, la solidaridad y la imaginación pueden desafiar los mitos neoliberales y ayudar a construir una economía basada en la dignidad.

El jurista argentino y defensor de derechos humanos Juan Pablo Bohoslavsky lleva años mostrando que las crisis económicas no son solo temas de deuda y mercados: son también crisis de derechos humanos. Desde su trabajo como Experto Independiente de la ONU sobre Deuda Externa y Derechos Humanos (2014–2020) hasta su papel actual en el Comité de Expertos y Expertas de la Iniciativa por los Derechos Humanos en la Política Fiscal (que CESR co-coordina), su trayectoria combina rigor técnico y compromiso ético. Aliado histórico de CESR, Bohoslavsky ha trabajado junto a nosotros para impulsar una agenda de justicia económica. Esa colaboración incluye el ensayo conjunto Rights Not Debts en el Debt Justice Blueprint de Progressive International, así como su participación en discusiones internacionales sobre la necesidad de una cooperación tributaria global justa y transparente. Estas iniciativas reflejan una convicción compartida: las reglas injustas de impuestos y deuda erosionan sistemáticamente los derechos humanos, y equilibrar el poder en la economía global es una obligación jurídica y moral.

Su más reciente proyecto, el cortometraje animado La Grieta y la Libertad, lleva ese mensaje al terreno del arte. En él, Bohoslavsky busca desarmar los mitos del neoliberalismo y recuperar una noción más humana de libertad. “Con libros, argumentos y hallazgos empíricos, no alcanza”, dice. “En gran medida son las emociones las que mueven a la opinión pública, así que participo en proyectos artísticos para llegar con un enfoque de derechos humanos en la economía a través de la emocionalidad de las personas”.

Narrar la economía desde el arte

La Grieta y la Libertad nació como un trabajo colectivo entre economistas, artistas y comunicadores. Junto al guionista y productor Pedro Saborido, los directores de cine Antonio Balseiro y Nahuel Zeta, la productora Felicitas Soldi, la economista Mercedes D’Alessandro, la/os  animadora/es Ayar Blasco Rosario Traiana y la actriz Agustina Muñoz, Bohoslavsky construyó una pieza que combina humor, animación y análisis social. El corto, disponible gratuitamente en línea, busca que el público vea la economía no como un tema técnico, sino como una cuestión que atraviesa la vida cotidiana y define la dignidad de millones.

“El objetivo fue mostrar cómo las políticas neoliberales incrementan las desigualdades extremas y deterioran las condiciones materiales de vida de amplios sectores de la población”, explica. “Queríamos hacerlo de una forma que tocara fibras emocionales, no sólo intelectuales. Porque la economía también se siente: en el cuerpo, en el miedo, en el cansancio, en las esperanzas”.

El cortometraje usa un lenguaje visual y narrativo que desarma la distancia entre lo macroeconómico y lo humano. Con ironía, revela cómo las decisiones políticas que favorecen la concentración de riqueza no son inevitables ni neutras, sino el resultado de intereses bien definidos. Para Bohoslavsky, el arte tiene ese poder: mostrar lo estructural sin perder la empatía.

Disputar el sentido de la libertad

Uno de los temas más provocadores del corto es el concepto de libertad. En tiempos donde el término se usa para justificar la desregulación total y el retiro del Estado, Bohoslavsky propone una lectura opuesta. “Se trata nada más ni nada menos de una disputa fundamental por el sentido público de la noción de libertad”, señala. “¿Se puede ser libre sin techo y con hambre? En la película desafiamos la noción de libertad que la equivale a libertad de mercado, independientemente de qué suceda con las condiciones de vida de la población. De hecho, esta visión formal y mercantilista de la libertad nos hace acordar a lo que explicaba Anatole France, que la ley, en su magnífica ecuanimidad, prohíbe tanto al rico como al pobre dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan.”

Disputar el sentido de la libertad no es, para Bohoslavsky, una cuestión teórica. Es una batalla política y cultural. En un contexto donde el discurso de la “libertad individual” gana terreno, insiste en que la libertad verdadera requiere acceso real a bienes y servicios esenciales, y que ningún mercado desregulado libre puede reemplazar ese principio, porque de ese modo solo se exacerba la grosera concentración de la riqueza que vemos hoy en el mundo, mientras los elevados niveles de pobreza aumentan.

La grieta y el poder real

En La Grieta y la Libertad, el término “la grieta” aparece como algo más que una división política: es una herramienta de distracción que impide mirar hacia quienes realmente concentran el poder económico. “Mientras nos peleamos entre nosotros, los verdaderos poderes siguen intactos”, advierte Bohoslavsky.

“Los milmillonarios (y lo digo en masculino, porque la inmensa mayoría de ese reducido grupo son hombres) tienen fortunas incalculables y creciendo, mientras amplísimas porciones de la población viven en la pobreza. Esto es una inmoralidad y contrario a los derechos humanos”, afirma. “Las mayorías pueden y deben exigir que se implementen políticas fiscales, sobre todo tributarias, que redistribuyan esa riqueza concentrada. Se ha probado que cuando la desigualdad se reduce, mejoran los indicadores de desarrollo humano”.

Bohoslavsky también advierte que la desigualdad se sostiene en narrativas de escasez: “Muchas de las personas más golpeadas por la desigualdad creen de verdad que no hay suficientes recursos para todos, que hay que arreglárselas solo. Pero eso no es cierto. La escasez no es natural: es el resultado de decisiones políticas sobre cómo se distribuye la riqueza y a quién se beneficia”.

De la deuda a la justicia global

Durante años, Bohoslavsky ha sostenido que la deuda pública no es solo un asunto financiero, sino moral y político. En su paso por Naciones Unidas, defendió la necesidad de revisar las reglas del juego global. “Que se actualice el cálculo de las cuotas de votos que corresponden a cada país en el FMI y en el Banco Mundial, de manera que reflejen de manera más justa el PIB efectivamente producido en cada país y región. Hoy el cálculo está desactualizado, favoreciendo de manera desproporcionada a Estados Unidos”.

También propone un cambio en la forma en que se resuelven los conflictos de deuda soberana: “ Deberían establecerse instancias neutrales, como las Naciones Unidas, para resolver disputas de deuda soberana, sobre todo cuando los países deudores alegan que ya no cuentan con recursos fiscales para reembolsar la deuda sino a costa de los derechos básicos de la población”.

Para él, reformar la arquitectura financiera internacional es una condición básica para la justicia económica global. Sin eso, dice, los países del Sur seguirán atrapados en una lógica que prioriza el pago de intereses sobre las necesidades humanas más elementales.

Lo esencial es visible

Además de jurista y defensor de derechos humanos, Bohoslavsky es un explorador de formatos. En Lo esencial es visible a los ojos, un proyecto realizado junto a UNICEF Argentina, invitó a niñas y niños de entre 8 y 9 años a dibujar lo que saben, sienten y quieren sobre la economía. “En muchos de esos dibujos se observa padecimiento psíquico por los efectos de un sistema de exclusión, pobreza y desigualdad. En algunos de ellos se evidencia el individualismo y la falta de empatía; sin embargo, también se constatan valores como la solidaridad y la inclusión.”

El libro, dice, busca visibilizar algo que los adultos suelen olvidar: que la economía no es un asunto abstracto, sino una experiencia cotidiana que se aprende, se sufre y se imagina desde la infancia. “Lo esencial”, concluye, “no está en los indicadores, sino en lo que las personas viven”.

También “ha fotografiado” la deuda. Junto al fotógrafo Jairo Alvarez, publicaron recientemente dos series de fotografías conceptuales. “Mirar la deuda”, un proyecto visual de denuncia que da cuenta de los efectos de la deuda sobre los derechos humanos; y “Más allá de la deuda”, en la que fotos utópicas muestran cómo sería un mundo sin deuda, o por lo menos un sistema financiero que no esté basado en la explotación de las personas.Bohoslavsky cierra con un mensaje dirigido a quienes recién se suman a la defensa de los derechos humanos en la economía: “Que no aflojen porque, entre otras cuestiones importantes, el futuro de las democracias se juega en esta disputa por centralizar los derechos humanos en la economía. Las crecientes pobreza y desigualdad son una tragedia social, política y también ambiental. Cada esfuerzo que hagamos para investigar, exponer, denunciar, proponer una economía basada en derechos, vale la pena.”

Nuestra serie de blogs Voces Clave recoge testimonios y análisis de aliadas y aliados de CESR que impulsan una transformación de la economía basada en los derechos. Desde distintas regiones y experiencias, demuestran que el cambio estructural no solo es necesario, sino posible.

Las opiniones expresadas en Voces Clave pertenecen a quienes las emiten y no reflejan necesariamente las posturas o políticas de CESR.