En un contexto en que la sabiduría convencional está siendo cuestionada por protestas masivas contra la desigualdad, y las violaciones de derechos humanos se ven exacerbadas por la implementación de políticas de austeridad, un nuevo informe del Center for Economic and Social Rights encara algunos de los dogmas más frecuentes que han obstaculizado la realización de reformas fiscales estructurales que podrían ayudar a remediar tales problemas.
Desmontando la austeridad y otros mitos contra la justicia fiscal en América Latina analiza 10 dogmas que usualmente se han usado para oponerse a reformas necesarias o justificar otras de corte regresivo. Basado en evidencia empírica y en entrevistas con expertos y expertas en el tema, el documento aporta herramientas valiosas para la defensa de reformas fiscales que permitan reducir la desigualdad, garantizar derechos y promover el desarrollo sostenible. El informe argumenta que recuperar los recursos fiscales perdidos por la corrupción, incluida la elusión y evasión de impuestos, y los flujos financieros ilícitos, contribuiría de forma significativa a cerrar la brecha en el financiamiento requerido para abordar problemas complejos como la pobreza, el cambio climático y el cumplimiento de la Agenda 2030 Objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
Como CESR ha señalado en el pasado, la austeridad se ha convertido en el paradigma dominante en materia fiscal, con un estimado de dos tercios de los países en todo el mundo adoptando paquetes de austeridad que se han presentado de forma equivocada como recetas adecuadas para reducir los déficits. Estos paquetes que suelen incluir recortes en el gasto social, el desmantelamiento de la protección social y la flexibilización del mercado laboral se están implementando en muchos países de América Latina, afectando el disfrute de los derechos humanos y el bienestar de la población, particularmente de los más pobres y de poblaciones tradicionalmente discriminadas como las mujeres, los pueblos indígenas y las comunidades afrodescendientes.
El documento explica que, a pesar de que una amplia gama de actores coinciden en la necesidad de avanzar en reformas fiscales progresistas, estos mitos siguen teniendo una enorme influencia. Pese a que hay un respaldo técnico amplio a una tributación directa más progresiva, a la eliminación de incentivos fiscales ineficaces y al fortalecimiento de las administraciones tributarias para combatir la evasión fiscal y la elusión fiscal, la resistencia política vinculada a poderosos intereses ha logrado bloquear algunas de estas reformas. Las élites y las grandes empresas desempeñan un papel importante en el mantenimiento de estos recursos retóricos en contra de estas medidas.
Desmontando la austeridad desmitifica muchas suposiciones frecuentes, pero inexactas, como el dogma que dice que los déficits solo pueden disminuirse mediante recortes al gasto social cuando, de hecho, la experiencia en la región muestra que los desequilibrios fiscales se deben, con mayor frecuencia, a una débil recaudación. Además, la afirmación de que la austeridad es una respuesta adecuada para superar el efecto negativo que los déficits tienen sobre los inversores y acreedores que temen que los Estados no puedan pagar su deuda, es refutada por la experiencia de países como Brasil y Argentina, que muestran que las medidas draconianas de austeridad a menudo resultan ser ineficaces y fracasan en restaurar la confianza en la economía.
Una dogma que suele escucharse es que la igualdad no debe ser alcanzada a través del sistema tributario, sino del gasto público. Pero este dogma desconoce que recaudar no basta y que el rol redistributivo del sistema tributario está entre las preocupaciones centrales de la ciudadanía. Más allá de generar los recursos necesarios para las funciones del gobierno, una imposición más justa también contribuye a construir sociedades más igualitarias y a superar la cultura del privilegio. En América Latina, donde la mayoría de los ingresos fiscales provienen de impuestos indirectos, como el impuesto al valor agregado (IVA), la capacidad redistributiva de los sistemas tributarios es limitada y los grupos de bajos ingresos, como las mujeres, se ven afectados negativamente. Con impuestos directos progresivos, como los que gravan el patrimonio y la renta personal, los gobiernos podrían elevar los niveles de recaudo y a la vez combatir la desigualdad.
Un mito particularmente difícil de abordar es el de que la lucha contra la corrupción haría innecesarias reformas tributarias estructurales. Sin embargo, la evidencia empírica muestra que aunque la corrupción en las administraciones públicas debe ser combatida con eficacia y prontitud, es fundamental centrarse también en el grave problema del fraude fiscal (tanto en la evasión como en la elusión), así como en combatir los flujos financieros ilícitos y otros fenómenos que también vinculan al sector privado. De hecho, la corrupción debe entenderse en todas sus manifestaciones, incluida la captura del Estado y de los proceso de toma de decisión en este campo para implementar políticas fiscales que beneficien a poderosos grupos de interés.
La evidencia y los argumentos presentados en Desmontando los mitos buscan refutar las creencias aceptadas que dominan el debate público en América Latina, y que justifican la implementación de medidas de austeridad y políticas fiscales injustas que benefician solo a unos pocos y perjudican a muchos. El documento busca ofrecer los movimientos sociales y la sociedad civil herramientas para neutralizar esos mitos, proporcionando alternativas fiscales que son a la vez progresivas y redistributivas. El informe se suma al creciente trabajo de CESR que exige nuevos modelos fiscales y económicos en América Latina, y particularmente en la Región Andina, que reduzcan la desigualdad, garanticen los derechos y promuevan el desarrollo sostenible.
Esta imagen de una manifestante en Bogotá es cortesía de Christian Sanchez @ishamp/Instagram.
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